En la sociedad actual, caracterizada por
los paradigmas de la comunicación y el conocimiento, se admite que los
ciudadanos están insertos en un mundo complejo asociado con el manejo de
la información que se produce en todos los ámbitos de la vida humana;
lo cual influye en todos los niveles y modalidades del sistema
educativo. En ese ambiente de recursos tecnológicos, informáticos y de
comunicación, juega un rol importante el desempeño del docente.
La introducción de las nuevas
tecnologías en la escuela forma parte de un complejo entramado de
decisiones políticas, económicas y sociales. Ahora bien, las Tic
llegaron para quedarse y frente a eso, la escuela no puede
desentenderse. Sin embargo, la tecnología por si misma no transforma la
comunicación ni democratiza el acceso al conocimiento.
Las tecnologías contribuyen a la
producción de formas de percepción y por lo tanto, a prácticas sociales
de lectura y escritura. Los cambios más
importantes causados por las tecnologías en nuestra sociedad, no se
producen por las tecnologías mismas, sino por el cambio en las ideas y
prácticas sociales que las acompañan: los modos de producción, los modos
de circulación y la materialidad de los objetos portadores de las
marcas escritas. Nos ofrecen nuevos modos de producción escrita, nuevas
herramientas y soportes para la escritura que impactan en nuestras
maneras de leer y escribir en diferentes situaciones y teniendo en
cuenta diferentes propósitos. Al diversificar los soportes, diversifican
las oportunidades.
Por eso se considera que las TIC no son
simples herramientas: se constituyen como productos culturales y como
dispositivos simbólicos que implican prácticas sociales específicas.
Ahora bien, esto nos lleva a interrogarnos si existe una alfabetización
única o múltiples alfabetizaciones. Como argumenta Flora Perelman[1],
pensar que existen varios tipos de alfabetizaciones, -por ejemplo “la
alfabetización digital”-, nos lleva a considerar una concepción que
diferencia las prácticas de lectura y escritura en papel de aquellas que
se realizan a través de las TIC. De esta manera, se legitiman
didácticas escindidas, es decir, distintas maneras de enseñar en uno u
otro soporte.
A diferencia de este planteo y siguiendo
a Flora Perelman, se considera que existe una única alfabetización,
indisociable del contexto histórico y material en el que se produce. La
misma supone un proceso de construcción social e individual de
conocimientos y está indisociablemente ligada a las prácticas letradas
en las que los sujetos son partícipes. “Alfabetizar supone
posibilitar que todos los sujetos ingresen en las prácticas sociales
atravesadas por la historia cultural, considerando a su vez sus
historias sociocognitivas y lingüísticas que le dan identidad.”[2]
Ahora
bien, ¿qué papel cumple la presencia de recursos tecnológicos en las
instituciones educativas, ¿Su mera presencia garantiza que los procesos
de enseñanza y los procesos de aprendizaje se enriquezcan? ¿Cuánto tiene
que ver aquí el rol del docente, sus decisiones curriculares, su visión
acerca de los procesos educativos, su uso particular de las TIC, su
planificación?
El uso de TIC como apoyo a la enseñanza
se irá incrementando. El acceso está dejando de ser problema, el
problema es qué se hace con esas herramientas tecnológicas para enseñar
algo. Por este motivo, como docentes, enfrentamos el desafío de la
innovación permanente, la mejora continua de la calidad de la enseñanza,
la reflexión sobre los usos de las tecnologías, analizando lo que ellas
implican y las posibilidades que brindan.
“El gran desafío, consiste en
aceptar los innegables beneficios de las TIC, explorar de inmediato sus
potencialidades educativas, ponerse al frente, en la medida de lo
posible, en lugar de jugar a retaguardia defensiva. Pero preservar
nuestros saberes, conservar nuestra memoria histórica de cambios
posibles y exitosos. No confundir piezas aisladas de información con
conocimiento, no encandilarnos con las tecnologías pero tampoco condenar
a nuestros alumnos a su ignorancia. Hemos luchado durante años para que
todos tengan acceso a los libros y las bibliotecas. Debemos seguir
luchando porque todos tengan acceso a las nuevas tecnologías de la
escritura y la comunicación.” (Ferreiro, E. 2001)”
[1] Perelman, F… [et. al.] (2011) Enseñando a leer en Internet: pantalla y papel en las aulas.1ª ed. Bs As. Aique grupo Editor.